Nombres alternativos
Insuficiencia crónica del riñón; Fallo renal crónico; Fallo crónico de los riñones; Insuficiencia renal de tipo crónico.
¿Qué es?
La insuficiencia renal crónica (IRC) es el resultado de las lesiones renales irreversibles y progresivas provocadas por enfermedades que tornan el riñón incapaz de realizar sus funciones.
El ritmo de progresión depende de la enfermedad original y de las causas agravantes, como hipertensión, infección urinaria, nefritis, gota y diabetes. Muchas veces la destrucción renal progresa por desconocimiento y descuido de los portadores de las enfermedades renales.
En cada 5.000 personas una se enferma de los riñones por varios tipos de enfermedades. Cuando el riñón se enferma, él no consigue realizar sus tareas para las cuales fue programado, tornándose insuficiente.
Generalmente, cuando surge una enfermedad renal, ella ocurre en los dos riñones, raramente atinge sólo uno. Cuando el riñón se enferma por una causa crónica y progresiva, la pérdida de función de la función renal puede ser lenta y prolongada. Por ello, el seguimiento por el médico de las enfermedades renales es importante para prolongar el funcionamiento adecuado del riñón por mucho tiempo, incluso con algún grado de insuficiencia.
El riñón puede perder uno 25 %, 50 %, y mismo 75 % de su capacidad funcional, sin causar mayores daños al paciente. Pero, cuando la pérdida es mayor que el 75 %, los problemas de salud empiezan a surgir debido a las alteraciones funcionales graves y progresivas. Los análisis
de laboratorio resultan muy alterados.
Las principales enfermedades que tornan el riñón incapaz o insuficiente son:
- Nefritis (50 %)
- Diabetes (25 %)
- Infección renal
- Hipertensión arterial severa
- Enfermedad heredada (riñón con quistes)
- Piedras en los riñones (cálculos renales)
- Obstrucciones.
¿Cómo se reconoce la enfermedad renal crónica?
Son fácilmente identificables los problemas clínicos que la insuficiencia renal acarrea a las personas:
- Hipertensión arterial, moderada o severa
- Anemia severa que no mejora al tratamiento con sulfato ferroso
- Edema generalizado, aumentando el peso
- Piel pálida (color paja)
- Debilidad, cansancio, pérdida de peso, prurito (picazón) en el cuerpo, falta de apetito.
- Náuseas, vómitos
- Aliento fuerte, por aumento de la urea en la sangre
- Empeora de la hipertensión arterial
- Aumento del volumen de la orina siempre muy clara (nunca cambia el color)
- Necesidad frecuente de orinar, con tendencia de mayor volumen a la noche
- En las mujeres, alteraciones menstruales y abortamiento fácil
¿Cómo se previene?
La mejor manera de retardar la fase final de la IRC es seguir todas las recomendaciones médicas y evitar los factores agravantes de la lesión renal, que son:
- Nueva exacerbación de las glomerolonefritis y de los procesos inflamatorios del riñón
- Infecciones renales agudas o crónicas
- Deterioro y descontrol de la hipertensión arterial
- Dieta inadecuada (sal, proteína, agua y potasio)
- Diabetes descompensada
- Uso indiscriminado de corticoides y antiinflamatorios
- Obstrucciones de las vías urinarias (próstata, cálculos, tumores)
¿Cómo se trata?
La permanencia en el estadio crónico puede ser breve o longa, dependiendo del tipo de enfermedad que afecta el riñón, de los cuidados y orientaciones recibidos.
En las fases iniciales de la IRC disminuir proteínas, sal y alimentos que contengan fósforo es fundamental en el tratamiento dietético.
Si la enfermedad sigue destruyendo el riñón hasta llegar al 90 % de su actividad, los 10 % restantes muy poco podrán hacer para mantener la salud del paciente. En esto momento, la dieta, los diuréticos, los antihipertensivos y otros medicamentos ayudan muy poco.
Resulta necesario el empleo de la diálisis y/o el trasplante renal.
Preguntas que usted puede hacer a su médico.
¿Qué enfermedad afectó a mi riñón?
¿Cuál la capacidad funcional de mi riñón?
¿Qué debo hacer para evitar la evolución de mi enfermedad renal?
¿Cuándo tendré que hacer hemodiálisis?