Esquizofrenia

 

Nombres alternativos: psicosis, locura, demencia

¿Qué es?

Esquizofrenia es una enfermedad mental que se caracteriza por una desorganización amplia de los procesos mentales. Es un cuadro complejo presentando señales y síntomas en el área del pensamiento, percepción y emociones, causando marcados perjuicios ocupacionales en las relaciones interpersonales y familiares. 

En esto cuadro, la  persona pierde el sentido de realidad, quedando incapaz de distinguir la experiencia real de la imaginaria. Esta enfermedad se manifiesta por brotes agudos con sintomatología intensa, intercalados con periodos de remisión, cuando hay un ablandamiento de los síntomas, restando algunos de ellos en menor intensidad.

Es una enfermedad del cerebro con manifestaciones psíquicas, que comienza a finales de la adolescencia , o inicio de la edad adulta, antes de los 40 años. El curso de esta enfermedad es siempre crónico con marcada tendencia al deterioro de la personalidad del individuo.

 
¿Cómo se desarrolla?

Hasta la fecha no se conoce ningún factor específico causador de la esquizofrenia. Hay, sin embargo, evidencias que sería resultante de una combinación de factores biológicos, genéticos y ambientales, contribuyendo en distintos grados para el aparecimiento  y desarrollo de la enfermedad. Se sabe que los hijos de individuos esquizofrénicos tienen una probabilidad de cerca del 10% de desarrollar la enfermedad, mientras que en la población general el riesgo de desarrollar la enfermedad es cerca del 1%.

¿Qué se siente?

Los cuadros de esquizofrenia pueden variar para cada paciente, siendo una combinación en distintos grados  de los síntomas a continuación:

Delirios: el individuo cree en ideas falsas, irracionales o sin lógica. Por lo general, son temas de persecución, grandezas o místicos.
Alucinaciones: el paciente percibe estímulos que, de hecho, no existen, tales como el oír voces o pensamientos, ver a personas  o bultos, lo que puede ser bastante aterrador para el paciente.
Discurso y pensamiento desorganizado: el paciente esquizofrénico habla de manera ilógica y desconectada, manifestando una incapacidad de organizar el pensamiento en una secuencia lógica.
Expresión de  las emociones: el paciente esquizofrénico tiene un ‘afecto inadecuado o bloqueado’, o sea, una dificultad de manifestar la emoción que él siente. No consigue manifestar su alegría o tristeza, por ejemplo, teniendo dificultad de modular su afecto según el contexto, mostrándose indiferente a distintas situaciones del cotidiano.
Cambios de conducta: los pacientes pueden ser impulsivos, agitados o retraídos, muchas veces presentando el riesgo de suicidio o agresión, además de exposición moral, como por ejemplo hablar a solas, en voz alta, o andar sin ropa en público.
 
¿Cómo hace el diagnóstico el médico?

Para hacer el diagnóstico, el médico lleva a cabo una encuesta con el paciente y su familia con el fin de obtener un historial de su vida y de sus síntomas lo más detallado posible. Hasta el momento no existen todavía marcadores biológicos propios de esta enfermedad, ni pruebas complementares específicas, aunque existan evidencias de cambios en la anatomía cerebral demostrables  en pruebas de neuroimágenes y de metabolismo cerebral sofisticados tales como la tomografía computarizada, la resonancia magnética, entre otros.

Además de hacer el diagnóstico, el médico debe intentar identificar cuál es el subtipo clínico que presenta el paciente. Esta distinción se basa en los síntomas que predominan en cada persona y en la evolución de la enfermedad, que es variada conforme el subtipo específico. Los principales subtipos son:
 

  • Paranoide  (predominio de delirios y alucinaciones)
  • Desorganizada o hebefrénica (predominio de cambios en la afectividad y desorganización del pensamiento)
  • Catatónico (cambios de la motricidad)
  • Simple (disminución de la voluntad y afectividad, empobrecimiento del pensamiento, aislamiento social)
  • Residual (etapa crónica de la enfermedad con alto deterioro y poca sintomatología productiva).

 
¿Cómo se trata?
 
Las medicaciones antipsicóticas  o neurolépticas son el tratamiento de elección para ala esquizofrenia. Ellas actúan disminuyendo los síntomas (alucinaciones y delirios), buscando a restablecer el contacto del paciente con la realidad; sin embargo, no restablecen completamente al paciente. Las medicaciones antipsicóticas controlan los brotes y ayudan a evitar una evolución más desfavorable de la enfermedad. Por lo general, las drogas antipsicóticas presentan efectos colaterales que se pueden controlar bien.

En los brotes especialmente severos, o en que no hubo respuesta a las medicaciones, se puede hacer uso de la electoconvulsoterapia (ECT). Esto método es bastante seguro y eficaz para la mejora de los síntomas, llevándose a cabo por medio de anestesia. Otra posibilidad es el uso de antipsicóticos más modernos llamados de atípicos o de última generación. Los enfoques psicosociales, tales como seguimiento psicoterápico, terapia ocupacional y familiar son, también, muy importantes para disminuir las recaídas y promover el ajuste social de los portadores de la enfermedad.

OTROS TRASTORNOS PSICÓTICOS

Trastorno esquizofreniforme

Los pacientes con trastorno esquizofreniforme presentan un cuadro clínico muy similar al de la esquizofrenia. La diferencia se debe al tiempo limitado en que los síntomas persisten. Es decir, los síntomas deben estar presentes por más que un mes, pero los pacientes no deben sobrepasar los seis meses con el cuadro.

La remisión (mejora) debe ocurrir durante esto periodo,  siendo que cuanto más corto el episodio, mejor el pronóstico. Daño social o ocupacional debido a sus síntomas pueden o no estar presentes. Pacientes que persisten con los síntomas psicóticos por un periodo superior a seis meses pueden recibir el diagnóstico de esquizofrenia.

El tratamiento es similar al de la esquizofrenia, por lo general necesitando de hospitalización para llevarse a cabo el diagnóstico y tratamiento más adecuados.

Trastorno esquizoafectivo

Esta enfermedad tiene características tanto de la esquizofrenia como de los trastornos de humor. En otras palabras, los pacientes que presentan esta afección tienen síntomas de esquizofrenia, ‘mezclados’ a los síntomas de enfermedad afectiva (antiguamente conocida como psicosis maníaco-depresiva) o de depresión. Estos síntomas pueden presentarse juntos o de manera alternada.

Ocurre también en la adolescencia o inicio de la edad adulta y suele tener evolución más benigna que la esquizofrenia y peor que el trastorno de humor.

El tratamiento consiste en internación hospitalaria, medicación e intervenciones psicosociales. Las principales medicaciones elegidas para el tratamiento del trastorno esquizoafectivo son las mismas utilizadas para el tratamiento de la depresión y de la enfermedad bipolar,  así como  los antipsicóticos.

Trastorno Delirante

El Delirio es un tipo de pensamiento en lo cual el individuo tiene una creencia inquebrantable en ideas falsas, irracionales o sin lógica. Y este es el principal síntoma presentado por los pacientes con trastorno delirante.

Para recibir esto diagnóstico, el paciente debe presentar los síntomas por un periodo más largo que un mes. Estos pacientes difieren de la esquizofrenia porque no están tan gravemente comprometidos en su conducta y lenguaje. Los pacientes pueden presentar alucinaciones, más comúnmente relacionadas con el tacto y olfato (olores). Antiguamente se denominaba paranoia al trastorno delirante, asociándose el nombre de la enfermedad a los delirios persecutorios. Sin embargo, hoy día se sabe que estos pacientes pueden presentar otros tipos de contenido delirante, dividiendo el diagnóstico en distintos subtipos:

  • Tipo erotomaníaco: se trata del delirio cuyo tema central es una persona que está enamorada por el paciente. Por lo general, esto delirio se refiere más bien a un amor romántico idealizado o una unión espiritual que propiamente una atracción sexual.
  • Tipo grandioso: delirios de poseer un gran talento, conocimiento o haber hecho un importante hallazgo, aunque eso no sea reconocido por las demás personas. Puede también asumir la forma de la convicción de ser amigo de un presidente o bien ser portador de un mensaje divino.
  • Tipo celoso: delirios que está siendo engañado por su pareja.
  • Tipo persecutorio: delirios que está siendo objeto de algún perjuicio.
  • Tipo somático: delirios que sufre alguna enfermedad o deficiencia física.
  • Tipo mixto: los susodichos delirios mezclados.
  • Tipo inespecífico: delirios distintos de los susodichos.

De manera general, el tratamiento es llevado a cabo en consultorio. Puede ser necesaria la internación hospitalaria en situaciones en que hay presencia de riesgos (agresión, suicidio, exposición moral). El tratamiento se lleva a cabo por medio de medicación antipsicótica y psicoterapia.

Trastorno Psicótico Breve

El trastorno psicótico breve puede presentar un cuadro clínico muy similar al de la esquizofrenia o al trastorno esquizofreniforme, presentando delirios, alucinaciones, lenguaje o conducta desorganizada o al trastorno delirante. Sin embargo, estos síntomas deberán estar presentes por un corto periodo de tiempo y persistir, por lo menos, un día, y el máximo de un mes, mejorando completamente dentro de esto periodo.

Por lo general, se encuentran situaciones estresantes que precipitan el cuadro.

El tratamiento debe ser con medicaciones antipsicóticas, ocasionalmente necesitándose internación hospitalaria. La evolución de estos cuadros clínicos suele ser benigna con total remisión de los síntomas.

Trastorno Psicótico Compartido (en francés, folie à deux, codependencia) 

Se trata de una situación rara en la cual una persona comienza a presentar síntomas psicóticos (delirios) a partir de la convivencia cercana a un enfermo psicótico.